jueves, 22 de enero de 2015

Invisible



Invisible, tan solo un ser invisible eso era yo para el mundo. Alguien con ternura, calidez y mirada expresiva venida en un envase nada atractivo. La dicha y el amor eran visitantes fugaces que golpeaban mi puerta solo para avisarme que estaba viva y eran real mi carne, mis huesos y estas lagrimas que mojan el papel en el que escribo. Siempre inventando soles para aquellas personas que me importaban a pesar de que ellos no lo pedían ni de mí lo deseaban. Pintando arcoiris en esos cielos empapados de lluvias pasadas, regalando una sonrisa a quien por mi vereda pasaba. Colgando renovadas ilusiones para él, para aquel y para ti. Pero nunca fue suficiente para que alguien hiciese lo mismo por mí, el placer de que alguien se juegue por uno aún no lo conocí. Quizás sea ese el motor de un escritor, recoger fracasos y en cuentos convertirlos. Inmortalizar personas que tan solo brillaron en nuestra vera una vez, poniendo en una poesía aquello que te mueres por gritar pero nunca lo harás.
No saben las veces que me dormí abrazada a la almohada con la esperanza estrujada y preguntándome si allá fuera alguien se siente igual, si alguien necesita un ser como yo para que supere su fragilidad y se anime a brillar. En ciertas noches escribí en la estela del viento algunos «te quiero» para que le llegue a aquellos que se encuentran lejos y necesitan de un abrazo, de un beso. Y prometí que llegado el momento a quien ame de verdad se lo diría en francés, en italiano o en alemán.
Je t'aime, Ti amo, Ich liebe dich, frases que sé no he de decir porque me faltarás tú, conjugando conmigo el verbo amar.
Adiós pequeño ruiseñor, adiós hermosa golondrina espero que en su camino ambos cosechen dicha. No importa el que yo me quedé aquí tan solo les pido que en algún momento recuerden aquel ser invisible que les enseño a sonreír, que borró las tristezas y les cosió bien las alas.
No hay nada que reprochar porque yo los amé en su libertad, pretender cambiarlos nunca fue mi métier y no hay cabida para una queja en esta declaración. Solo busco darle una voz cantante a un ser que ha sido invisible desde el momento de nacer.
No estuve en los planes y parece que sigue siendo así, solo Dios sabe cuál es mi misión. Y quizás ahora lo sepa mi madre allá dónde sea que esté.
Por eso esta noche mirando hacia el mar me pongo a pensar que distinto sería todo si hubiese levantado la voz tiempo atrás, si hubiese gritado de dolor en vez de tragarme lo que sentía y comerme lo que no debía. Aún recuerdo las veces que la heladera fue testigo de mi tristeza y la grasa mi armadura contra las ausencias.
Y hoy no se culpa a nadie más que a mi propia inmadurez, esa niña que aún no se cura y que de vez en cuando llora de noche es una mujer que duda y tiembla cada vez que empieza a querer.
Y a pesar que ha dicho mil veces que se cerraría a los sentimientos, no puede con su alma sensible que grita desde adentro pidiendo pista para dejar aterrizar caricias, que serán llantos, y besos que pronto sabrán amargos. Palabras que se llevará el viento un domingo de madrugada, mientras un capuchino y una pluma adormecen la idea loca de darle a su vida un punto final...

Alexiss Mocçia®

(El crédito de la imagen no es mío)

2 comentarios:

  1. Muy hermoso, aunque siento que aquí has desnudado por completo tu alma, recuerda que el valor de las personas lo da uno mismo, y aunque suene narcisista, hay que valorarse uno lo mas alto que podamos, claro, sin perder el piso, saludos.

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    1. Gracias =) me alegro que te haya gustado. Y como siempre me sorprendes, si este escrito es más personal que los otros. Es mi alma al desnudo como decís por eso te agradezco tus palabras sobre el valor que hay que darse a uno mismo =)

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