jueves, 8 de julio de 2010

La realidad de mi vida



Una vez hace ya algún tiempo tuve un raro sueño.
En él me encontraba felizmente casada y de buenas a primeras mi esposo desaparecía. Desesperada lo buscaba día y noche sin cesar esperando algún día encontrarlo.
Pero en esas en que busqué ayuda, pues sola no podía, me enamoré del policía que me la brindaba desinteresadamente.
No sé si fueron sus ojos, sus manos, sus labios o sus gestos pero dejé de buscar a mi amado esposo y a él me entregué.
Al final llena de culpa quise dejarlo y en ese instante encuentro a mi marido y descubro que fui por él engañada. Ya que perdido no se encontraba sino que con una mujer se había fugado.
Gracias a eso pude con el policía, detective mejor dicho, quedarme y disfrutar de una vida juntos llena de amor, felicidad y fidelidad infinita.
Y al sonar el reloj me despierto sobresaltada creyendo que todo fue sólo un sueño. Pero descubro con asombro, en el otro lado del colchón, a ese detective llamado Erick, un anillo de oro en su mano y otro igual en la mía y en otra habitación dos retoños pequeñitos que duermen como angelitos.
Y yo aún sin poder creerlo vuelvo a la cama, me acuesto y me doy vuelta. Observo a Erick, lo beso, lo abrazo y trato de volver a dormir mientras escucho que él me dice «te amo Michelle, mañana aquí estaré». Y yo sé que así será pues todo fue y es de verdad. Nada es mentira ni nada fue un sueño por eso es que me duermo tranquila, muy tranquila, pues sé cual es mi realidad.
Fin


 Alexiss Mocçia®

martes, 6 de julio de 2010

Pobre Corazón



Días soleados.
Campos floridos.
Noches estrelladas.
Ciudades que estallan,
eso es lo que ve mi pobre corazón.


Sueños que se van,
e ilusiones que vendrán.
Escaleras para subir,
y emociones para sentir.
Es lo que quiere este cansado corazón.


Amores que no están,
y otros que volarán.
Odios que se engendran,
desde las tinieblas.
Esto es lo teme este golpeado corazón.


La esperanza que queda,
la tienes tú en el alma.
La fe que me salva,
Dios en tus manos la ha dejado.
¡Y por esa razón, vive mi amado corazón!

 Alexiss Mocçia®