martes, 30 de marzo de 2010

Hoy es el día



Barrio en el que vivo.
Ciudad en la que escribo
País al que admiro.
Mundo que habito.


Si lo mirásemos mejor
nos daríamos cuenta de lo grandioso que es el día de hoy.
Y si pensáramos que es único y que no se va a repetir,
de seguro intensamente lo hemos de vivir.


Tanto de prisas nos hemos llenado,
que de observar los detalles nos hemos olvidado.
Y damos tanto por sentado,
que hasta lo malo lo hemos naturalizado.


A pesar de que la injusticia con nuestros ojos vemos,
nos cruzamos de brazos y las manos atadas decimos que tenemos.
Nos volvemos indiferentes
pues no toleramos lo diferente.


Tras mil mascaras nos escondemos
para de todos protegernos,
más debemos comprender
que es así como nos herimos nosotros mismos sin querer.


Hoy es el día del cambio.
Démonos todos las manos.
No dejemos que se muera el amor.
Cantemos por un mundo mejor.


Esta más que escrito que hoy es el día
en que reine la alegría,
en que el sol brille en el jardín
y en el que todo el mundo sea más feliz.


Ven hermano de causa
protejamos la paz sin pausa,
garanticémosla sin armas
y difundámosla con hechos y palabras.


Ven hermano de alma
límpiate las lagrimas de la cara,
llénate de esta renovada calma
y por sobre todas las cosas vive el hoy y construye poco a poco el mañana.


Nada en este mundo hay que buscar
más que razones para amar
pues éstas te llevan a perdonar
y te invitan a soñar.


De sueños y esperanzas
están hechas las grandes proezas.
Y de convicciones y esfuerzos
los más memorables acontecimientos.


De verdad te digo hoy es el día
en que todos honremos la vida,
reestableciendo, para siempre, la armonía
en esta tierra tan querida.

 Alexiss Mocçia®

(el crédito de la imagen no es mío) 

martes, 23 de marzo de 2010

Una noche en Egipto (cuento que hice en la primaria con mi mamá)





Hace tiempo, una noche tuve un extraño sueño en el que veía salir el sol, imponente detrás del horizonte. Sacerdotes y sacerdotisas saludaban al dios Ra. Y allí me encontraba yo una de las sirvientas de Cleopatra, la reina de Egipto.
Estábamos navegando el Nilo, con sus aguas verdes y calmas, cuando vi en el Valle a los hombres que preparaban la tierra para los cultivos.
Mientras desembarcamos contemplé una escena muchas veces repetida, un agente de impuestos hacía calcular el área de un terreno para poner un precio adecuado, el escriba sentado tomaba nota de las medidas y el agricultor los miraba preocupado.
Fornidos egipcios transportaron a la reina en su trono hasta el palacio, otros sirvientes y yo seguimos la caravana. Entrando al palacio quede asombrada al ver el lujo de sus adornos, en oro y piedras preciosas.
Atardecía, detrás de las pirámides se ponía el sol y la reina Cleopatra peinaba su larga y negra cabellera, mientras otra doncella y yo le preparábamos su baño de leche y esencias. Fue allí entonces cuando me quede pensando como una mujer tan bella podía tramar la muerte de sus enemigos, probando el efecto del veneno con sus sirvientes.
Esa noche después de la cena, ella se acercó a mí con una copa, y me dijo:
¾ Sí amas a tu reina, ¡bébelo!...
Entonces desperté sobresaltada, y un escalofrío me hizo temblar. ¡Pero que alivio!, todo era un sueño y Egipto esta demasiado lejos, para volverlo a ver.
FIN

 Alexiss Mocçia®

domingo, 21 de marzo de 2010

Mi amado corazón herido





Creí haberte olvidado,

pero hoy me doy cuenta que todavía te amo.

Creí que ya eras pasado,

pero aún me muero en tus brazos.



No sé cómo es que logras,

que caiga a tus pies rendida.

No sé cómo consigues,

que a tu lado me sienta encendida.



No veo la hora,

de sucumbir a tus besos.

Y siento que ahora,

se cumplen todos mis deseos.



Más sé que te tendré por poco tiempo,

que te iras muy pronto,

que desaparecerás como el viento

y que deberé empezar a pensar en otro.



Pero la noche aún no termina

y todavía mío eres.

Y es por eso que nuestra historia continua

hasta que el sol aparece.



El sol ha aparecido,

y tú te has ido.

Sola me he quedado,

invocando al olvido.



Esta vez es para siempre,

no hay duda de que así va a ser.

Y de este final es testigo,

mi amado corazón herido.


Alexiss Mocçia

viernes, 19 de marzo de 2010

Vencerá el amor




El sol alumbra tus pupilas y el viento tu rostro acaricia. Estoy desde hace dos horas mirándote sin tener el valor de a ti acercarme.
Te arreglas un rulo de tu pelo y peinas tu barba candado con los dedos. Yo sigo vacilante mirándote desde la esquina. Miras impaciente tu reloj y parece que has de marcharte, clara señal que anuncia que debo dejar mi lugar de vigilancia y acercarme a ti. Con pasos sigilos voy hacia donde estas. A pocos centímetros de ti te das vuelta, corres hacia mí, me tomas en tus brazos y depositas un cálido beso en mis labios.
No puede ser que me ames tanto, no puede ser cierto que seas mió en este instante. Pero todo es verdad me amas, eres mió y no te iras de mi lado jamás. Has encontrado en mí a tu otra mitad, dices que soy tu alma gemela y que tu vida he completado. No te imaginas sin mí y temes que me vaya.
Todas las noches que amanezco junto a ti crees que es un sueño. Y yo te demuestro que no lo es cayendo rinda a tus besos.
Siempre tratas de demostrarme que quieres que me quede junto a ti para siempre.
Odias que te recuerde que me debo a otro con el que mi padre me quiere casar, cada vez que lo hago amenazas con marcharte.
No dices todos los días que me amas pero tus gestos y tus miradas valen más que mil palabras.
Hoy nos hemos decidido y hemos enfrentado a mi padre y a mi prometido. Por suerte ha triunfado el amor y hemos podido alcanzar la libertad.
Ya no me escondo te amo, me amas y ahora eso lo sabe todo el mundo.
Cerca estamos de decir «Si quiero, acepto» frente a un altar. Nos entra el pánico pero al mirarnos vemos en nuestros ojos un brillo sin igual y sentimos que nuestros corazones laten a un mismo latir. Y por eso con entusiasmo elegimos unir eternamente nuestras vidas.
Hoy que ha pasado diez años de esa vez siento que nunca he sido más feliz. Veo que todo nos ha salido bien cuando miro dormir a los dos frutitos de este amor. Y de repente apareces, me tomas de la cintura y besas tiernamente mi cuello. Me doy vuelta, te beso en los labios y juntos nos vamos a dormir.
Y allí viéndonos, mirándonos y sintiéndonos sabemos que esta historia no tiene fin.
FIN
 Alexiss Mocçia®