jueves, 28 de octubre de 2010

No llores porque ya se terminó, sonríe porque sucedió. Gabriel García Márquez.

lunes, 18 de octubre de 2010

La gente al pasar:


Todas las mañana, de los días hábiles, miles de personas se cruzan en las calles, en los colectivos, en los subtes. Todas las personas que, como marca la rutina, van a sus trabajos o a sus estudios. Personas que son de diferentes edades y contexturas, que tienen diferentes características físicas y estilos de vestir; pero que se asemejan en las miradas y en la conducta que adoptan en los ambientes enunciados. Por ejemplo: la gente que se ve en las calles, va con prisa y ensimismada, parece que no se preocuparan por nada más que por ellos mismos, puede que de vez en cuando miren a su alrededor, pero lo hacen con desconfianza; pero más que nada siguen su camino, esquivando a otros transeúntes o esperando para cruzar alguna calle.

En el colectivo hay un poco más de interacción, pues muchas veces se encuentran vecinos, amigos o compañeros de colegio y/o universidad; y el mismo se llena de música, conversaciones, anécdotas y risas. Pero también hay silencio, entre los que no se conocen y los que se quedan dormidos; interrumpido, ocasionalmente, por el habitual rito del toque de timbre, para bajar del ómnibus, o el expendio de boletos, cuando la gente sube.

En el subte pasa otro tanto, también hay gente que se encuentra con amigos y entablan diálogos que amenizan el viaje, gente que duerme durante el trayecto, y otros que escuchan música. Asimismo están los que estudian, leen el diario o escriben en cuadernos y/o agendas. Pero lo más curioso de la gente que viaja en subte son sus gestos y miradas, en este medio de transporte podes contemplar, bien, los gestos y miradas que las personas van haciendo durante lo que dura tu trayecto o el de ellos. Puedes ser un hábil observador que logre registrar detenidamente lo que sucede y pueda aproximarse, quizás, a tener una idea de lo que están pensando aquellos que viajan en subte.

Las miradas son muchas, como las personas que suben y entran en las formaciones subterráneas, aunque a veces las miradas superan el número de gente que hay, pues cambian durante el viaje. En los gestos pasa lo mismo, varían, pues varían los estados de ánimo, las emociones, porque todo en el ser humano varía. Hay días en los cuales las miradas expresan apatía, parece que no quieren saber nada de lo que sucede alrededor, y solo quieren llegar a destino. Otros días se aprecian miradas de aburrimiento y/o impaciencia, sobre todo cuando hay demoras; en estos días también se pueden escuchar frases que expresan frustración y enojo, que son acompañadas por chistidos y gestos con la mano, los pies o los hombros; algunos hasta fruncen el seño como desdeñándolo todo. Pero los días más fascinantes son cuando varios rostros cerca de uno parecen mostrar pensamientos profundos, miran alrededor con ojos agudos y van cambiando las expresiones según la gente con la que se van topando; se puede saber así, si alguien le produce desagrado, ternura, pena o le es grata, y esto es algo que merece ser observado.

Hay muchas miradas, muchos gestos, mucha gente, todo conjugándose en pocos minutos de viaje, dándonos así la oportunidad de deducir ciertas ideas, emociones y/o pensamientos. Quizás no podamos comprobar nuestras deducciones y todo lo contemplado solo constituya hipótesis y/o meras interpretaciones, pero de seguro esto servirá para agudizar nuestro poder de observación pudiendo así aproximarse a comprender el mundo que nos rodea. En serio les digo esto es algo útil, bastante interesante y revelador. Por eso les aconsejo que lo intenten, hagan la prueba, observen hoy a quien tienen enfrente o cerca suyo y descubrirán un mundo de infinitas posibilidades.

martes, 12 de octubre de 2010


Nadie aprende, nadie aspira, nadie enseña a soportar la soledad. Friedrich Nietzsche.