martes, 14 de junio de 2011

¿Observadora o interlocutora?




Una multitud de gente murmulla y se mueve a mí alrededor, forma una masa amorfa y disonante. Conforman diversos grupos que comentan distintos temas, pero ninguno se me antoja interesante. Me siento a una mesa y contemplo desde mi silla como interactúan las personas que están en mi entorno; gesticulan, parlotean, se mezclan, se pierden en sus mundos.
Solo soy, de todo esto, una observadora, no pertenezco a ninguno de esos grupos, me muevo como en otra dimensión, aunque comparto con muchos mi elección de profesión y materias pertinentes a ésta. Lo que me demuestra que estoy como en otra parte, es que aún estando acompañanada la soledad en mí se instala y me devuelve la imagen de una realidad que escapa a todo aquello que ellos hablan o dicen. Y aunque intento impregnarme de lo que hablan, y pongo de mi parte en la conversación no puedo evitar el vacío que siento mientras esto pasa.
Al parecer presto mis oídos y mis ojos, pero no mi corazón, éste me lo guardo para mí. Cuido y protejo celosamente mi corazón para que nadie me lo rompa, ni lo lastime, ni le haga daño, como lo han hecho en el ayer. Me fijo minuciosamente a quien confiárselo. Estudio detenidamente a las personas, observo sus gestos, oigo atentamente sus palabras, y recién cuando veo que estos elementos se vinculan, en su mayoría, abro las puertas de mi interior para entablar una más sincera, sentida y real conversación. Dejo, en ese momento, de ser una mera observadora y me convierto en una ávida interlocutora; rió, me intereso por lo que dicen, me duele sus angustias y comparto sus alegrías. Pero esto no me sucede más que unas contadas veces, ya que la mayor parte del tiempo me siento ausente, extraña, distante; mas sin embargo disfruto de esas breves conexiones que me hacen sentir, de algún modo, completa.
Puede que una de las razones por la que tardo en congeniar con la gente sea mi profunda desconfianza, desarrollada por algunas situaciones en la que me han defraudado, o quizás sea también por ser muy analítica, o lo más probable es que ambas cosas sean causa de este peculiar fenómeno.
Espero y deseo que esta situación, que he expuesto, mejore en los próximos días o años o pueda, de alguna manera, ser controlada por mí; mas mientras eso ocurre valorare los amigos que hice y disfrutare de las breves conexiones que logro de vez en cuando.