domingo, 12 de abril de 2015

Melancolía nocturna


Pienso en el frío de la noche en todas aquellas cosas que he pasado desde niña hasta el día de hoy. Y contemplo la mujer en la que me he convertido con mezcla de miedo y asombro. Me asombra el crecimiento que veo, los detalles que pueden pasarsele a cualquiera pero que para mí adquieren importancia tangible y sentida. Veo con asombro los pasos seguros que doy ahora ante lo que me ponga la vida en el camino, como mi intuición hoy tiene más fuerza y más peso. Me asombra descubrir como el cosmos y mi madre me hablan a través de personas, de poemas y de música. 
Veo con asombro como crece mi escritura y como se achican mis dudas, pero igual ronda el miedo cada vez que me ataca la nostalgia. 
Hoy justamente es uno de esos días, el frío ha calado hondo y me ha puesto a pensar. Y pensar es bueno cuando no esta teñido de oscuridad el camino. Y sé que hay una fuerte luz violeta que me protege y que si lee esto no le gustara, pero hay días en los que nadie puede evitar esto que me sucede para hacerme poner los pies sobre la tierra.
Y es así como entre toda la algarabía que me invade por lo bueno que me va pasando, ha un dejo de recuerdos que gritan desbocados que ciertas cosas mías jamás podrían ser amadas. Y realmente si las hay, y so feas o mejor dicho me hacen sentir fea.
Como dije en ocasiones las angustias me las he comido y hoy ese mal habito dejo su huella. Y no es solo el peso que voy a necesitar perder, o la inseguridad que se marcó en mi ser. Sino también son las cicatrices que adornan mi piel, que son tatuaje y que duelen en la desnudez. Verme no me gusta en lo absoluto y sé que quien me vea tampoco amará esa parte de mí.
Tengo caminos entre blanquecinos y rosados que le ha aparecido a otras al dar a luz a los milagros pero que en mí aparecieron por ser tan tonta y descuidada que no previó que alguna vez podría ser deseada.
Huyo de las cámaras, de la mirada, de la playa atestada de gente. Soy de las que usa short y remera para darse un chapuzón en la piscina, la que no se mira mucho cuando se baña y la que solo ve con buenos ojos sus labios pero que detesta todo lo demás.
Por eso es que no puedo creerme las palabras gentiles que dicen que soy hermosa, por eso no estoy segura de muchas cosas. Por eso no me veo en cuadros de arte a menos que sean de Botero o en esculturas que no sean las etruscas. Soy robusta, rustica, maciza, ojos marrón profundo y la altura un poco más que un hobbit.
Tengo sendos caminos que marcan que mi piel se ha estirado demasiado y sendas dudas de que alguien quiera besar semejante esperpento. No me gusto y aunque cambie como lo vengo haciendo falta solo una noche fría para que recuerde el porqué soy distante para algunas cosas.   
Falta solo una noche de nostalgia y melancolía para que recuerde que de hermosa solo tengo la sonrisa, y que nadie se sentirá complacido de conocer lo que hay debajo de mi camisa.
Perdón luna por caer de nuevo en esta tortura, perdón peregrino de los campos de violeta por perder la calma en esta noche; pero ya debes saber que el frío tiene este efecto en mí. 
El frío, mi frío mejor dicho trae nostalgias, melancolías y fantasmas...

Alexiss Mocçia®

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