jueves, 25 de junio de 2009

Mirando la Ciudad

Desde mi humilde lugar de espectador observo como despierta la ciudad, aún cuando no ha salido el sol. Todo comienza entre el suave canto de los pájaros y el sordo ruido de los motores de los autos madrugadores. La gente empieza a desplazarse después de haber desayunado y al igual que yo tiene expectativas sobre el día que inicia.
Todo parece mágico, incluso la salida del sol, que aunque algo remolón en invierno nos sigue bendiciendo como en el verano. Ante este espectáculo que relaciona magia con ciencia, poesía con investigación, lógica con sensaciones, yo me quedo anonadada y me dejo envolver por él mientras las bocinas van apareciendo a la par del murmullo, cotidiano, que colma la ciudad.
Y lo más destacable es que bajo este ruido, que para algunos es ensordecedor, la vida se desarrolla con total normalidad, el ciclo comienza, algo muere y algo nace, una cosa se termina y otra empieza, todo se transforma nada se pierde, como dicen algunos; todo cambia y no se repite, como dicen otros. Más sin embargo siempre esta la puerta abierta al cambio, a la innovación, al surgimiento de algo nuevo, que cuando irrumpe o interpela en la cotidianeidad, a veces de raíz otras parcialmente, la modifica.
Ciudad que late al ritmo de sus habitantes, quienes no entendemos bien, aún, el verdadero significado de ser ciudadanos, a quienes todavía nos falta un largo trecho para tomar consciencia que nuestra cuidad esta en un país y que ese país
ES NUESTRO, y conforma NUESTRA NACIÓN, lleno de costumbres y tradiciones, recuerdos y olvidos, héroes y villanos, momentos soñados y sucesos odiados, en fin de historia, en la que nuestra ciudad fue la protagonista. Pero hoy ella queda olvidada, su voz esta apagada y todo porque nosotros solo nos ocupamos de habitarla, manipularla y usarla sin detenernos a pensar, ni un solo instante, que ha hecho mucho por nosotros, nos ha dejado morarla, nos da la bienvenida todos los días, nos deleita con sus luces y sonidos, nos dice cada noche que todavía hay esperanza y que nuestros sueños aún tienen la posibilidad de hacerse realidad.
He expuesto esto observando la ciudad, pensando en el futuro, en el presente y mirando algo del pasado y ha surgido de todo esto una pregunta que para mí, por ahora, carece de respuesta:
¿Qué hemos hecho nosotros por ella?

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