domingo, 1 de febrero de 2015

Mí adorada Sherezade:


Estambul despierta y mi corazón se acelera pensando que esta vez te fijaras en mí y no en otra. Que tendré la suerte de tocar tu piel trigueña y de atesorar tu sonrisa risueña.

              Que serás mi adorada Sherezade, que no habrá llanto ni en tu vida ni en la mía. Que despertarás abrazada a mi cintura y que podré susurrarte «meine liebe» mientras azarosamente deslizo mis dedos por tu hombro garabateando tal vez mi nombre o una rosa con el tuyo.

Quizás pueda llegar a ser la que te devuelva la sonrisa autentica que tenías en el ayer y quizás tú puedas borrar de mí, los fracasos que sufrí.

               Pero siento que no soy lo que buscas, y que crees que te miento cuando digo que me gustas. Dime cómo podría mentirte sí odio las mentiras, si eres tan increíble que hablar de ti se ha vuelto una dulce costumbre. Sí me encantaría celarte pero me detiene el saber, que tan solo somos amigas.

Las palabras surgen solas cuando te pienso y siento que cobijas mi alma. Aunque es cierto que me gustó Shazadí, no estaría jugando contigo al mostrarte lo que siento. Y es que tienes algo que a ella le faltó, y eso es palabra.
Se nota en tu mirada, eres fiel y constante aunque has perdido la confianza en los sentimientos. Y a pesar del miedo que tienes a sufrir de nuevo quieres intentar nuevamente con el amor, demostrando que te sobre valor.

Buscas alcanzarlo, merecerlo y conservarlo. Y yo solo puedo desear que lo logres, aunque sea con alguien más.

               Sin embargo en esta noche de confesiones bajo la luna de Estambul, te digo que contigo soy un poco más egoísta que con otros y otras. Pues guardo, secretamente y bajo llave, la esperanza de que un día repares en mí y me des la oportunidad de hacerte feliz mi adorada Sherezade.  

Alexiss Mocçia®

(El crédito de la imagen no es mío) 

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