jueves, 20 de marzo de 2014

Reflexiones nocturnas


Puede que sea mucho lo que pido pero me encantaría que los humanos podamos hacer aunque sea de vez en cuando una reflexión de nuestras acciones. Todos somos conscientes de que no somos perfectos entonces me pregunto porqué damos por sentado que todo lo que hacemos es correcto. Qué es lo que nos impide ver que quizás nuestro comportamiento no fue el mejor de todos. Qué nos impide pedir disculpas e intentar limar asperezas. Con esto no intento decir que debemos ser amigos de todos eso es imposible, lo que busco es que piensen que cada una de las personas por ser solo personas merecen ser respetadas. Grandes, chicos, adultos, jóvenes, ancianos y niños todos merecen respeto. Pero este valor es algo especial porque es inherente a todos pero a la vez debes inspirarlo; pues para que te respeten tenes que respetar vos también al otro.
Y aquí no traigo a colación nada de la biblia porque no a todos nos rige el mismo dios o las mismas creencias sino que aquí invoco la esencia humana. Estoy segura que ya saldrán diciendo que la naturaleza del hombre es violenta, que solo se quiere salvar así mismo, que es egoísta y que se rige por instinto. Pues es cierto no lo niego pero yo hablo de esencia, que se manifiesta a través de nuestra consciencia, eso que le permitió al hombre sobrevivir y desarrollarse en el tiempo.
Para que quede claro lo que quiero decir tomo a la historia como ejemplo empezando por los cazadores - recolectores de los primeros tiempos la caza y la recolección, así como su posterior almacenamiento y cocción se hacía en grupos porque así se tenía más posibilidades de éxito en las empresas y se salvaban todos. Y para esto se necesitaba del respeto y de la cooperación, no es que todos fueran amigos es que todos sabían que se necesitaban y que les iría mejor si se ayudaban. Y de ahí en adelante toda sociedad que preciso un cambio, que pensó un cambio, que hizo un cambio no lo realizo por medio de una sola persona. A pesar de que los libros estén llenos de proezas hechas por grandes héroes las cosas sucedieron por voluntad y empuje de cientos y de miles que codo a codo lucharon por lo que creían y querían como mayor o menor grado de éxito pero a la par y en base al respeto y la cooperación.
Por eso es que viendo que cuando no hay respeto, tolerancia ni cooperación se suceden guerras, miseria, desconcierto y agonía de cientos y miles: porqué en nuestro día a día elegimos lastimar al otro creyéndonos mejor. Tratando de disminuir al otro, de denigrarlo, de sacarnos la ira, la frustración y todo lo no resuelto con el otro. Y después buscamos por todos lados de justificarnos, de convencernos que lo que hicimos fue con la mejor de las intensiones, pero si enserio hubiéramos tenido la mejor de las intensiones habríamos recurrido al dialogo y no la confrontación. Pues aunque nuestro igual, nuestro hermano, nuestro compañero o persona al lado se haya equivocado o haya hecho o dicho algo que no nos gustó no podemos ir con los tapones de punta a amedrentarlo. No existe motivo alguno que nos dé el derecho a humillar, insultar o denigrar a una persona, además de que existen miles de maneras de mostrarle al otro que lo que dijo nos dolió o nos indignó.
Debemos cuidar al monstruo que vive en nosotros, ese que nos trae los recuerdos de las cosas no resueltas, que nos trae nuestros miedos y nos nubla el juicio cuando queramos hablar con el otro. Pues si no lo controlamos corremos el riesgo de convertirnos en lo que más tememos, la peor versión de uno mismo, un despojo de persona que no inspira respeto y que solo da lastima pues parece que no ha de crecer jamás.
Porque en esta vida todo lo que se pidamos también debemos darlo; así que si queremos que no se metan en nuestras vidas, que no nos juzguen sin conocernos,  que respeten nuestras opiniones y que toleren nuestras incongruencias también debemos hacer lo mismo con el otro más haya de lo que nos guste o no de dicho otro. Porque si recurrimos a bajezas, a calumnias y a inclemencias no nos sorprendamos si luego recibimos del otro lo mismo, ya que un dicho bien conocido dice: «cosecharás lo que siembras» y otro nos advierte:«no le hagas a tu prójimo lo que no quieres que te hagan a ti mismo». Así que la próxima vez que estemos ante el otro y éste diga algo que no nos guste no crucemos la linea de la desconsideración o el inrespeto utilizando palabras tan carentes de argumentos y tan cercanas la sinrazón. Con eso solo generaremos conflicto, roce y una confrontación innecesaria de la que todos saldremos perjudicados y en la que nadie tendrá razón.Y no digo que evitemos decir lo que pensamos sino que busquemos la mejor manera de hacernos entender mediante el respeto y la tolerancia.
Busquemos siempre apostar a la cooperación, al dialogo y al entendimiento no a la agresión, la humillación y la necedad.  




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