sábado, 7 de marzo de 2009

Hablemos de Otelo, el nuevo musical

Es como ya dije en el capitulo anterior un musical del increíble dúo Cibrian – Mahler, y ya les expuse también lo que me hace sentir, hoy a aquí trataremos la parte técnica y artística de esta majestuosa obra.
Yo ya la vi dos veces, y cada vez es más exquisita. No se ha visto nada parecido, por lo menos aquí en Argentina, quizás en otra parte del mundo se lleguen a combinar las cosa que aquí encajan armoniosamente. También en el país hobo, hay y seguro habrá excelentes musicales, como HAIR SPRAY, EVA, CABARET, RENT, LOS PRODUCTORES, PEPINO EL 88, entre otros. Pero volviendo a Otelo hay que afirmar que sin duda no se puede comparar con nada, es una obra diferente se asemeja y se distancia otras obras de este par.
Primero y principal presenta otra dinámica con respecto al ritmo o trayecto de otros musicales. Tiene una armonía diferente de música, que se asemeja bastante a la Opera, o a la sinfonía, aunque alejada de la monotonía.
Es una obra rápida, no te das cuenta de que su duración es de tres horas. Se ha hecho con una gran producción, con un espectacular juego de luces e imágenes increíbles que acompañan cada escena y nos muestran con sutileza la verdadera significación de los cuadros escénicos.
Otro elemento importante es las letras, de las canciones, concisas y de sentimientos concretos que a la vez hacen planteos filosóficos, metálicos y reales, y que son magistralmente interpretadas por los grandes actores que forman parte de este musical, y que poseen las voces líricas más hermosas que se hayan escuchado, y que se compenetran a la perfección, ninguno sobra o esta demás, todos hacen de esta obra una indiscutida belleza.
Y hablando de que nada sobra o esta de más, no se pueden dejar afuera elementos significativos como el soberbio vestuario, que nos transporta a la época en donde transcurre la obra, la infaltable y magnánima escenografía, que acompaña, fundamenta y corona la puesta de escena, sobre todo la tela sutil, que esta presente siempre, el panel transparente, que aparece en el momento oportuno, y la imagen, que cierra el espectáculo y que nos hace derramar unas cuantas lagrimas, mientras nos damos por satisfechos, y complacidos no paramos de aplaudir.
Es una obra que te atrapa de principio a fin, te sumergís en ella y resurgís al final como alguien nuevo, te vas impregnado de todo ese brillo y talento que fluye arriba del escenario. No deseas perderte nada, por eso no te mueves de la butaca, y te encanta estar en vilo hasta el final, al que por nada del mundo puedes predecir, pues a pesar de que se trata de una tragedia, este gran final es demasiado increíble para que uno se lo pueda imaginar, en todo su esplendor.
En definitiva Otelo es un torrente de talento no solo artístico y vocal, sino también técnico, de producción, estético, y musical. Sin lugar a dudas esta obra emana pasión, dedicación, esfuerzo, vocación y entrega, es netamente una exponente del espíritu nacional, algo que se traduce a que la peleamos siempre y cuando nos unimos llegamos a lograr nuestro objetivo y alcanzamos el éxito.

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