sábado, 2 de julio de 2022

De lo que hablarán las malas lenguas:

Suavemente voy cayendo en tu embrujo, sutil encanto que se ve en tus ojos. Un movimiento de cadera y me tienes a tus pies, con que tan simples pasos pierdo la cabeza y me vuelvo una fiera.

Eres tú la presa y yo el cazador, pero con el fuego en tu ser logras a tu favor poner el juego. Mueves las piezas del ajedrez y tiendes la red de seducción que me lleva a la perdición.

Dame la miel de tus labios, déjame beber la ambrosía de la fuente de Diana, déjame recorrer tu mapa geográfico, déjame perderme entre tus calles, déjame erigir mi puerto en tus valles.

Hagamos de esta noche una aventura, perdamos la cordura, dejémonos llevar por la sabrosura. Pasos desbocados, besos apasionados, gritos ahogados.

Se llena el silencio de una habitación y ya no importa quién es el infiel. Arden pieles bajo el satén de unas sabanas desordenadas, y quién sabe que depare el mañana cuando la noche es tan larga y cerrada.

Cazador y presa se entrelazan, en una danza que espanta. Se confunde pies y cabezas, manos y lenguas. Se escurren el sudor, lágrimas de amor y un néctar especial y esto no ha hecho más que comenzar.

Mañana las malas lenguas hablaran, con sus dedos señalaran... que en aquel cuartucho de hotel brilló el mal. Que dos lirios decidieron la ley romper, que la dama del rey fue infiel con el soldado que nació mujer...

Pero la noche aun sigue siendo nuestra y por eso me atrevo a proponerte una danza nueva. Balancéame más, acércate más, enloquéceme más, hazme olvidar la realidad. Quiéreme así entre lo tierno y lo rudo, entre lo femenino y lo masculino, entre la tierra y el mar.

Quiéreme como no has querido a nadie más. Hazme tu rey y tu peón, hazme tu reina y tu sirvienta. Sé mi salvación y mi destrucción, llévame al cielo y al averno. Déjame que te llene de mí, déjame llenarme de ti.

Locas de deseo rompamos la alcoba, démosle de qué hablar a esas malas lenguas que mañana nos señalaran.

Que llore el rey en su prisión de cristal, que sepa que su mariposa aprendió a volar.

Y entre besos, mordidas y balanceos juremos que en otro tiempo hemos de coincidir de nuevo. Y que en esa otra oportunidad no importara en que cuerpos estarán nuestras almas, igualmente nos volveremos a elegir siendo más valiente que en el ayer.

Así que princesa vuélveme a besar, a rozarme con tu swing, a embriagarme con tu aroma, a incitar a mi fiera, a danzar con las estrellas. Vamos que la noche aún no se termina y sigue siendo nuestra hasta que se atreva salir el sol...

Alexiss Moçcia®



 

 (El crédito de a imagen no es mío)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario