martes, 24 de diciembre de 2013

Carta abierta para todos en estas fiestas:


Queridos Amigos: 

                                    Como ya muchos saben desde hace cuatro años me tomé la costumbre de escribir una carta para todos por motivo de las fiestas, tanto de Navidad como de Año Nuevo.  ¿Por qué hago esto? Simplemente por poner en palabras lo que siento, lo que me ha pasado en el año transcurrido y lo que deseo para el año que viene. Pero sobre todo para transmitirles a mis amigos, y a aquel que por casualidad me lee, un poco de alegría, de esperanza y de fuerza.
                          Y este año en particular, dado lo vivido por mí y lo que le ha pasado a gente amiga, quiero transmitir el mensaje de que no todo está perdido y que por más que sea el camino siempre se ha de llegar a lo que se anhela, si no se baja los brazo y se sigue con valor hacia adelante.
                       ¿Por qué este mensaje en particular es el que deseo transmitir?  Bueno siendo franca es porque algunos de mis amigos y familiares, y a mí inclusive, nos han ocurrido o hemos recordado cosas que nos han hecho pensar que no hay nada que celebrar en estas fiestas. Además de que hay muchos que simplemente no festejan estas fechas ya sea porque las consideran producto de la sociedad de consumo o  por sus creencias religiosas; sin contar que cada vez son menos los que se dejan embargar por el espíritu «navideño», como le dicen algunos, pues por perdidas o avatares de la vida creen que todo se reduce a regalos, comida y/o sonrisas hipócritas entre personas que jamás se han hablado o visto.
                    Mas sin embargo viendo para atrás me puse a pensar por qué se festejaba Navidad y Año Nuevo en mi casa, ¿Era simplemente porque queríamos regalos?, ¿lo hacíamos por la base cristiana que tiene mi familia?, ¿o era porque, como buenos descendientes de italianos y alemanes, amábamos la comida? La respuesta a esto es sí y no. Sí porque siempre recibir, y dar, un regalo por más pequeño que sea te saca una sonrisa. Sí porque creemos que Dios y Jesús están en todas partes y obran pequeños milagros todos los días, aunque en un principio no nos demos cuenta que son tal cosa. Sí porque siempre es agradable comer algo rico sobre todo si lo preparamos nosotros mismos o algún miembro de nuestra familia. Y también es no porque detrás de los regalos, la base cristiana y la comida hay otras razones de la que destaco el amor.
                    ¿Y por qué destaco el amor, se preguntarán? Pues bien el porqué de esto deviene de que creo que en todo lo que hacemos está presente el amor. Desde el tiempo que nos tomamos para elegir o hacer un regalo a nuestros seres queridos procurando que cuando lo reciba y abra se le dibuje una sonrisa, o en la dedicación que le ponemos a la preparación de la comida y de los platos de la mesa. O en la decoración de la casa y del árbol de navidad hasta en la oración de agradecimiento que se hace antes de degustar los distintos manjares, en el relatar o escuchar las anécdotas dichas en la mesa y el brindis de las doce de la noche.
                 Es ese amor el que nos hace mirar con nostalgia las sillas vacías y recordar a quienes a los que se han ido, pero también es el que logra que sintamos una alegría renovada al ver nuevas caras sentadas a la mesa. Sobrinos, primos y amigos; quizás también nuestros hijos o los de nuestros primos y amigos; inclusive gente que desde sillas virtuales nos hacen llegar su calidez y su cariño al tiempo que nos pintan una sentida sonrisa.
               Y es por eso que esta Navidad, y en Año Nuevo también, levantaré sonriente mi copa y brindaré por mi familia; que a pesar de todo seguimos juntos; por lo proyectos que aún quedan por concretar y por los que ya se cumplieron y por los que ya no están, pero que siempre estarán por el legado y las huellas que nos dejaron. Pero  sobre todo brindaré por esas personas que me permitieron formar parte de sus vidas, que compartieron sus talentos y sus gustos y que puedo llamar amigos, futuros colegas y hermanos. De verdad a todos ustedes les digo gracias y les deseo una muy feliz navidad y próspero año nuevo. Espero que el año que entra podamos seguir compartiendo momentos a pesar de las distancias y los contratiempos.
                   Y ya despidiéndome sea que festejen o no recuerden que siempre existe un motivo por el cual, el 24 y/o 31 a la noche, quieras sonreír; o una persona a la que quieras desearle felicidades.

 Por eso hoy todos digamos:

 ¡Felices 
               Fiestas 
                         Para  
                                Todos!  

Alejandra Edith



2 comentarios:

  1. :) Muchas gracias, tus palabras me han hecho recordar que cada detalle en este dia vale mucho, ya que se olvidan las ofensas y demas cosas, gracias, en verdad muchas gracias.

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  2. Gracias a vos Martha no solo por el comentario sino también por lo que hemos compartido en este 2013. Gracias a vos y a las demás chicas de la casta Dimentium es que pude recordar esos detalles de los que hable en la carta. De verdad me he divertido con ustedes y valoró la amistad que pude entablar con cada una a pesar de las distancias. Por eso espero que en el 2014 vayamos por más. =)

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