lunes, 16 de agosto de 2010

Platónico Amor


(el crédito de la imagen no es mío)


Miraba por la ventana,
cuando un recuerdo me heló la sangre.
Un escalofrío recorrió mi espalda,
dibujando como un río su margen.


Una mañana como esta
fría y desierta.
La nieve caía,
y los pocos que pasaban no tenían alegría.


Yo iba de salida,
rápido caminaba para la caballeriza.
Cuando de pronto le distinguí,
llevaba puesto un brillante uniforme, era un alguacil.


Al pasar por mi lado,
me saludó con la mano.
Al tiempo que yo le sonreía,
él de mi vista desaparecía.


Caminaba con prisa,
parecía una suave brisa.
Se dirigía al castillo del rey,
a saludarlo como obliga la ley.


No pude seguir pensando en él,
pues del establo salió mi padre
que con voz grave y resonante
me llamaba insistentemente.


Al terminar la jornada,
lo vi bajar la cañada.
De seguro iba hacia una batalla,
pues lucía una armadura dorada.


Las noticias del frente llegaron,
y no se hicieron esperar los malos presagios.
Muchos soldados habían caído,
se decía que el rey había perdido.


Pero pronto se supo,
la victoria era nuestra.
Ya que un capitán justo,
la había conseguido por medio de una perdida funesta.


Mi amor platónico,
soldado heroico,
su vida había dado
para cambiar nuestro hado.


Yo pobre e infeliz,
lo llore a mares.
Todavía me acuerdo de cuando le sonreí,
y fui toda cantares.


Hoy solo queda el recuerdo,
de su saludo con la mano,
de su paso por mi lado,
y de un corazón helado.

Alexiss Mocçia


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