martes, 6 de octubre de 2009

La importancia de la educación


Que la educación es importante todo el mundo lo sabe, ¿Pero quién se preocupa realmente por ella?,¿Quién se ocupa de respetarla, de garantizarla, de promoverla y de protegerla?. Díganme de verdad ¿Quién le da el rol que en realidad merece?, la respuestas a estos interrogantes es nadie. Y cuando digo nadie me refiero a todos los hombres y mujeres de este suelo, pues este texto no es un discurso dirigido exclusivamente a políticos, a docentes, y/o gremialistas, es para todos aquellos que se digan o se aprecien de ser argentinos. Para ellos hablo y expongo el porqué de interesarse por la educación.

Estoy cansada de ver y oír los obstáculos y problemas que el acceso a la educación y su desarrollo presentan. No puedo creer que en pleno siglo XXI no se haya encontrado la forma de que la escuela se vinculé con el Campo Social y con los cambios que vienen sucediendo en nuestra sociedad.

Esto no sucede en todas las escuelas, eso debo admitirlo, pero hay bastantes aisladas de todo y de todos, que no contribuyen ni incentivan los cambios sociales y tampoco le son útiles a aquellos que acceden a ella. Que la escuela se cierre en si misma no es para nada positivo, ya que eso implica que se queda atrás del cambio social, se vuelva anticuada y arcaica, convirtiéndose en una institución olvidada y abandonada a su propia suerte. Debe de ser prioridad de todos el evitar que esto suceda, dándole a la escuela el rol de vital importancia dentro de nuestra sociedad, la educación debe acompañar el cambio social y a la vez estar a la vanguardia, no puede estar rezagada. Es ella la que nos da o nos debería dar las herramientas para defendernos de las injusticias, para hacer valer nuestros derechos, para construir un futuro mejor, para comprender el presente, para vivir en sociedad, para saber discernir, para argumentar nuestras elecciones, convicciones y decisiones. Es ella la que nos hace o forma como ciudadanos, si la perdemos o la minimizamos quién nos hará pensar, reflexionar y debatir aquellas cosas esenciales que marcan nuestra vida o nuestro accionar en ella.

Me pregunto al ver que ya nadie cuida ni al docente comprometido ni al alumno que quiere superarse, y también al observar como todos caen en la misma bolsa, ¿Quién va a ayudarla?, ¿Quién va a rescatarla de un fin ruin?, ¿Quién se atreverá a conducirla hacia delante?, y sobre todo ¿Quién tomará la iniciativa de proponer un proyecto, a largo plazo, que mejore, no solo las condiciones de trabajo de los docentes, o la relación alumno-profesor, sino la educación en sí, es decir los programas; la integración del afuera; del cambio social; de lo impredecible; de las capacidades colectivas e individuales de alumnos y profesores , de la relación inter e intrageneracional y el apoyo de los padres y de la comunidad?. Y ahora la respuesta es todos, pues es responsabilidad de todos hacer de la escuela el mejor lugar para los jóvenes que construirán el futuro, y una institución honrada y respetada que sea sinónimo de cambio y evolución y no de deterioro social. Todos debemos hacer algo por ella, ya que sin lugar a dudas al hacerlo contribuimos en cambiar un poco nuestra realidad. Y considerando que creemos en el mañana, en el progreso, en el cambio, en el mundo y en nuestros niños no dudo que haremos algo al respecto, para aunque sea dar el ejemplo de sociedad unida y solidaria a los jóvenes que algún día van a ser grandes, y tendrán en sus manos la responsabilidad de preservar el orden social. Por eso, por mi optimismo natural y por mi fe en Dios y en la comunidad, creo fervientemente que no dejaremos que la escuela sea olvidada y abandonada, haremos lo que este a nuestro alcance para que no se encierre en sí misma y desaparezca, pondremos nuestro granito de arena para que siga siendo un “Templo del Saber”, como decía el director de mi escuela primaria, y para no dejar de sentir a la educación como un elemento importantísimo de nuestra sociedad.


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