miércoles, 5 de octubre de 2011

La ciudad invadida por el caos



Caminando por las calles de “mi Buenos Aires querido”[1], me entro una inmensa angustia al ver tanta injusticia, por ellas esparcidas.
Y fue allí cuando un pensamiento cruzó por mi mente y dos importantes ideas se conjugaron en mí. La primera giraba en torno a Dios y en lo que había dejado como undécimo mandamiento, que nos amemos los unos a los otros, y la otra giraba en torno a Darwin y su teoría de la selección natural que impone al más fuerte sobre el más débil[2].
¿Por qué será que se me han aglomerado estas dos ideas en mi mente?. Seguro todo se resume a que no hacemos caso a lo primero y siempre estamos cumpliendo al pie de la letra lo segundo.
Esto se puede apreciar cuando algunos se dedican a manejar a los pobres, que sin educación no se pueden defender, y como ignorando sus derechos, se conforman con el choripan y la cerveza.
Estas personas forman la mayoría del pueblo y son quienes depositan sus vidas y sus almas, en las manos de los astutos tránsfugas, dueños de la palabra y esclavos de la demagogia. Estos hombres buscan que aquellos otros los voten y para ello, prometen protegerlos, ayudarlos y considerarlos siempre. Pero luego cuando consiguen lo que buscan se olvidan de todo, salvo de sus propios intereses.
No han de cumplir jamás sus promesas, aunque conozcan los problemas que sufre su pueblo y sepan las soluciones a ellos. Prefieren esquivar el hecho y disfrazar sus discursos con palabras complicadas, para que la gente no se sienta defraudada y los siga apoyando. Y lo peor es que esto se repite una y otra vez.
Cómo indigna ver y saber que el mundo sigue igual, que no evoluciona con los años, sino que estanca su joven espíritu y su madurez, al preferir la simple viveza estupida, que causa estragos en la ciudad, el país, el mundo y las personas, que expande el caos, fomenta la injusticia y cierra preciosas puertas, por sobre la conciencia reflexiva que lo lleve a crecer, madurar y progresar.
Lejos de esto confío, y deseo, que habrá una juventud o generación capaz de salvarnos de la extinción.

FIN
 Alexiss Mocçia®



[1] Referencia al tango de Gardel y Le Pera, en forma irónica.
[2] Citación de la teoría de la evolución. Teoría en la se basa también la ideología del positivismo, que propicia el progreso desmedido, y la superioridad de clases.

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