sábado, 29 de agosto de 2009

El enojo y la ira


¿Qué dispara nuestro enojo?, ¿Qué despierta nuestra ira?, ¿Hay algún motivo particular que se encargue de suscitar esto?. Seguro que si lo analizamos desde la ciencia encontraremos una explicación racional que nos aclare esta reacción química producida por nuestro sistema nervioso, que a un determinado estimulo da una determinada respuesta, (enojo, ira, agresividad, dolor, alegría, euforia). Más yo no busco que se me explique este complejo y asombroso proceso, lo que intento es analizar que situaciones o razones nos impulsan a reaccionar así y por qué hay personas que se controlan más que otras.
Imaginemos por un minuto que nos hemos levantado relajados y descansados, tensos no ya que si nos encontramos así es muy probable que hasta la más minima cosa que suceda logre ofuscarnos. Aclarado esto volvamos a nuestra virtual situación, nos levantamos relajados, desayunamos liviano; para no sentirnos pesados pues eso cambiaría nuestro humor y lo que estamos tratando de ver son las causas externas, las que no podemos manejar ni anticipar. Volviendo a lo anterior hemos decidido no mirar el noticiero y preferimos escuchar música que nos alegra. Después de esto salimos a la calle, listos para trabajar o estudiar, bastante contentos, (Una aclaración dejaremos de lado al que va a trabajar o a estudiar caminando y nos centraremos en los que van en transportes públicos o en sus autos, a los que se les puede presentar más complicaciones en su trayecto). Bien nos habíamos quedado en que salimos y nos dirigimos a nuestro auto, al colectivo o al subte. Ya en alguno de ellos nos encaminamos a nuestro destino. Los que vamos en auto podemos poner la radio y mantenemos la calma hasta que nos topamos con un desvío por reparaciones, que hace años que empezaron; los que vamos en colectivo nos ponemos a leer, a escuchar música o simplemente nos adormecemos un poco, pero la tranquilidad se empieza a quebrar cuando nos encontramos con manifestación en plena avenida y el colectivo debe desviarse; y los que utilizamos el subte podemos hacer lo mismo que en el colectivo, pero la cosa se complica cuando anuncian demoras y ni se puede respirar por toda la gente que se encuentra en el vagón, se aplica lo mismo a los que utilizan el tren. Pero aún así en estas situaciones, que en nuestro tiempo se han vuelto cotidianas, logramos mantenernos calmados y llegamos a destino. Ya en el trabajo o en el lugar de estudio nos enteramos que lo ascensores no andan y las escaleras delante de nosotros se agigantan. Subimos como podemos, pero manteniendo la calma o lo que va quedando de ella, pues todo tiene un límite, somos humanos, eso esta más que claro.
Volviendo al tema que nos concierne, respiramos hondo y comenzamos nuestro día laboral o de estudio. Adentrándonos en la mañana, tarde o noche, dependiendo de nuestro horario, nos encargan una tarea difícil, compleja e individual que se debe de entregar al terminar la jornada. Empezamos a hacerlo resignados y con menos calma, al cabo de un tiempo nos damos cuenta de que nos faltan materiales o elementos para acabar dicha tarea, por lo que nos dirigimos hacia donde podemos hallar lo que nos falta, pero nos topamos con que no pueden darnos lo que buscamos, pues ya fue solicitado por alguien más. Exigimos que nos den una rápida solución, algo alterados, sin embargo nos retiramos sin nada, solo con nuestra bronca y enojo, que termina por estallar, al terminar la jornada, cuando al querer comprar algo nos damos cuenta que en algún lado nos han dado un billete falso, que no notamos en ese momento y que llevamos a casa como un agrio recuerdo.
La situación que detalle anteriormente la vivimos muchos cotidianamente, demoras, contratiempos, intercambios de ideas en malos términos, embotellamiento, gritos, humo, calor, frío, lluvia, sol, viento o humedad. Factores externos que afectan nuestro ánimo y nos hacen reaccionar de una manera irracional y muy perjudicial para nuestra salud; aunque también lo es el quedarse con esas cosas en nuestro interior, ya que nos estaríamos autodestruyendo.
Un consejo es que al encontrarnos frente a un motivo o razón que nos perturba, debemos respirar hondo y tomar algo de distancia para que se nos aclare la mente y el panorama, para así poder relajarnos y calmarnos evitando enfermarnos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario