Con un puñado de
sueños en los bolsillos, camino por la orilla del mar donde nos conocimos.
Recuerdo tu sonrisa y las palabras tontas que nos dijimos.
Recuerdo tu mirada
y mis nervios. Recuerdo nuestros primeros besos, nuestras primeras caricias.
Los deseos que tejimos en sabanas viejas. El departamento que tuvimos, donde
soñamos con una familia y un hogar.
Recuerdo las
promesas, realizadas y fallidas. El último beso y nuestra despedida. Recuerda
la sonrisa deslucida y un par de lágrimas que por el rostro se nos caían.
Recuerdo tu mano
dejando la mía. Una palabra apurada que deseaba suerte y el inicio de un duelo
que puede ser permanente.
Mas para ti fue
como un doblar la esquina, y en nada ya estabas de la mano de alguien más. Comenzaste
pronto a soñar y avanzar, los besos y caricias llenaron de nuevo tu vida.
Mientras a mí me
quedaban las heridas, los agujeros de bala y el corazón hecho trizas. Susurros
en la noche que me sabían a fantasmas y demonios en un placard que me aterraban.
Levantarme y avanzar fue toda una osadía, y aún no sé si lo he conseguido a ciencia cierta. Pero al menos puedo decir que tengo los bolsillos llenos de sueños de nuevo. Y vengo a esta orilla sólo a decirte adiós.
Un adiós simbólico,
a nuestros momentos, a mis fantasmas, a mis demonios. A nuestros besos,
caricias y promesas. A lo que dijimos u omitimos. A lo que hicimos y a
lo que no. A lo acertado y a lo fallido.
Hoy dejo que las
olas se lleven todo lo bueno y lo malo. Todo lo que pesa en mi mochila, todo lo
que ya no voy a usar. Me dejo sólo lo que aprendí para no olvidarme cómo amar.
Y así quizás pueda
encontrar mi felicidad, al dar vuelta en una esquina, como tú hiciste tiempo
atrás. Y aunque mi futuro es incierto, decreto hoy que en el tablero de mi vida
vuelvo los dados a lanzar para iniciar una nueva partida...
Alexiss Moçcia®
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