Hace tiempo en un campamento scout, mientras caminaba por la orilla de la laguna Llum, algo que resplandecía a la luz del sol, llamó poderosamente mi atención.
Me acerque
y tomé esa hermosa y asimétrica piedra en mis manos. Entonces recordé lo que
una vez mi primo Sebastian, que estudia arqueología, me contó sobre una piedra misteriosa que
perteneció al Faraón Ramses ll y que él usaba como talismán, para que lo
protegiera de los espíritus malignos.
Cuenta la
historia que dicha piedra, había sido obsequiada a Ramses ll al casarse con la
hija del rey hitita Hattusil III, cuando éste la entrego al faraón como prenda de un
tratado de paz y fraternidad eterna en 1264
a. C.. La piedra que pertenecía a la corona de Menes, personaje
legendario egipcio que unió el Alto Egipto con el Bajo Egipto y que ciñó sobre
su cabeza, tenía los colores blanco y rojo resumiendo las insignias del Alto y
Bajo Egipto.
Se cree
que una esclava, celosa de la esposa del Faraón le robó la piedra y huyó hacía
el río Nilo. Mientras intentaba cruzarlo, el caudal del río creció y ella
pereció. La piedra que llevaba consigo fue arrastrada por la corriente hacia el
mar Mediterráneo, llegando a las costas de Europa.
Pasaron
más de mil años hasta que alguien volvió a contactarse con ésta; sería por esto, y por la erosión del mar, que la piedra se achicó.
Se piensa
que un pescador siciliano se la vendió por pocas monedas a un navegante
catalán, éste la llevó consigo en sus viajes expediciones a América según
cuenta un juglar. Puede ser que haya sido parte del motín de algún pirata. Ya
que un cuento popular dice de un hombre que una noche encontró una bolsita
pesada en su casa junto al río, se puso a jugar con las piedras que había
adentro de ésta, (porque le gustaba escuchar el sonido que hacían al caer en el
agua), mientras amanecía.
Cuando el
salió, se dio cuenta de que brillaban y se percató de que pudieron ser parte de
un tesoro y se lamentó de haber tirado tantas. Yo creo que una de esas tantas
piedra llegó a la laguna Llum y que podría ser la tengo en mis manos. Pues sus
colores se asemejan a aquella extraña piedra; y su luminosidad me hace sentir la
energía de aquella civilización y la mágica influencia del dios Amón-Ra.
Fin
Alexiss Mocçia®