viernes, 30 de julio de 2021

Aprendiendo de nuestra locura coherente

 

(El crédito de la imagen no es mío)


Aprendiendo a mirar con tus ojos, me vi hermosa. Me vi grande, me vi fuerte.

Aprendiendo a escuchar con tus oídos, escuche mi fragilidad y pude abrazarla, escuche mis fantasmas y los invite una cena.

Aprendiendo a hablar con tu boca, me pedí perdón, me perdoné los errores del ayer, solté “te quiero” atorados en la garganta e inicié el duelo de aquellos que perdí en el camino.

Aprendiendo de tus pasos abracé una felicidad que no creí merecer, y me encontré con tu mano en la vereda de enfrente invitándome a saltar para avanzar una vez más.

Y sé que no quieres que te dé las gracias, pero amor me conoces bien y sabes que sí lo haré. 

Gracias por ser musa, por ser lectora, por permitirle a esta escritora conquistar tu corazón. Gracias por abrir un jardín solo para vos y para mí. 

Gracias por darle rienda suelta a nuestra fuerza de pantera y lobo. Gracias por hacer de nuestra locura coherente nuestro estandarte y no temer a la sonata húngara que solo nuestros besos, caricias, palabras, actos, risas, llantos y recuerdos saben tocar…


Alexiss Mocçia®

miércoles, 30 de junio de 2021

A propósito de Blackfish (Contiene spoilers de la película):


Gracias a un club del cine al que pertenezco tuve la oportunidad de ver Blackfish, película de 2013 dirigida por Gabriel Cowperthwaite, y me gustó tanto que le dedicaré unas palabras a modo de análisis.

Análisis que aviso contendrá spoilers, por lo que si no las has visto y planeas hacerlo no continúes con la lectura.   

Tras el aviso procedo con el análisis. Primero quiero destacar que el género documental es uno de mis favoritos, así que la película en cuestión corría con algo de ventaja.

Mas hay que tener en cuenta que los documentales pueden resultar lentos, complejos de abordar o, todo lo contrario. Y este es también un punto a favor de este film. 

Su abordaje es sencillo, con una narrativa fácil de seguir y de entender. Además no tiene un ritmo lento, ya que las imágenes acompañan el relato. El cual no es otro que una recopilación de testimonios ante un suceso trágico, (o varios más bien), que tiene como protagonistas a las mal llamadas ballenas asesinas.

Desde el inicio nos atrapa con la escalofriante llamada al 911, en la que se informa que una mujer cayó a la piscina de un parque marino y se requería ayuda.

Una secuencia después escuchamos otra llamada donde se comunica que la mujer en cuestión es una entrenadora del parque y ha sido asesinada por una orca.

Acá la incomodidad nos invade el cuerpo, y estamos ante la incertidumbre de si el documental nos advertirá del potencial peligro que es el más grande depredador marino o si es otra su intensión.

Y en medio de un fondo azul y una orca nadando se pasa a la propaganda de Sea World, la cual se percibe está dirigida a los niños y nos vende un mundo de ensueño.

Ensueño que unido a las llamadas iniciales sabemos está destinado a ensombrecerse, puesto que no es más que una ilusión, y detrás del producto de entretenimiento que se nos pretende vender hay mucho más que desconocemos como las profundidades mismas del océano.

Aquello se refuerza con los testimonios de algunos ex entrenadores del parque, que cuentan cómo quisieron formar parte de aquel lugar desde el momento en el que lo visitaron siendo niños. Sintiendo como un lujo el haber cumplido aquel sueño infantil pero reflexionando, tras los funestos hechos, de que nada era como lo imaginaban y arrepintiéndose de algunas de sus acciones.

Y digo hechos porque no sólo se trata del fallecimiento de Dawn Brancheau causado por la orca Tilikum; sino que este suceso es sólo el inicio de una investigación por parte de OSHA (Administración de Seguridad y Salud Ocupacional), que deja al descubierto como 70 paginas de “accidentes” con orcas en Sea World y parques asociados.

De los cuales tres más, además del mencionado, han sido fatales y son anteriores al de Dawn. Dos suceden en Canadá, e involucran a Tilikum por la década del ’90, quien se cobró la vida de una entrenadora (nadadora olímpica) y de un vagabundo.

El tercero sucede en Loro Parque, ubicado en Tenerife, España y con el resultado de la perdida de Alexis Martínez a causa del ataque de la orca Keto (cría de Tillikum). Lamentablemente este caso es en el que menos se ahonda y eso le ha bajado algunos puntos a mi parecer, porque queda como dato de color y no como parte de la investigación.

Con estos hechos saliendo a la luz también se ponen en la mesa las condiciones en las que viven las orcas en cautiverio, la gran mentira que venden las publicidades que promocionan este tipo de entretenimiento y la precariedad laboral a la que están sometidos los entrenadores.

Respecto al último punto todos los entrevistados reconocen que los requisitos pedidos para ser entrenador son mínimos, alcanza con ser carismático y saber nadar. Pero no tienen una preparación profesional, no son biólogos marinos, que sería lo que requeriría el tratar con animales como las orcas. Y de ahí que cada uno de ellos se encuentre en peligro en cada uno de los shows.

Lo expuesto nos lleva inmediatamente al punto de lo que pretenden vendernos las publicidades, que no es otra cosa que hacernos creer que estar en los mencionados sitios es beneficioso para dichos animales y que les estaría mejorando la vida.

Aquello no solo es una falacia, sino que para convertirse en nuestro entretenimiento las orcas pasan por un montón de situaciones que en vez de ayudarlas sólo degradan su tiempo de vida y su comportamiento natural.

Empezando por el hecho de que para estar en aquel parque son brutalmente cazadas, cosa que es relatada de manera detallada por uno de los pescadores que atraparon a Tillikum.

Y si aquello no fuera suficiente también se produce una ruptura de lazos entre el grupo al que pertenece la orca cazada, lo que es totalmente nocivo para estos animales. Puesto que las orcas son seres que viven en sociedades matriarcales, con roles determinados y formas de comunicación particular (que varía según los grupos).

Entonces si se las junta indiscriminadamente se generan roces entre las orcas, ambiente hostil que es peor para los machos (como Tillikum) que tienen menos posibilidades de mantenerse alejados de las hembras en piscinas tan pequeñas como en las que son puestos. A diferencia del océano donde pueden nadar a cierta distancia si las hembras se ponen tensas.

La alimentación tampoco es la ideal, debiendo recurrir a vitaminas para completarla. Dado sobre todo porque utilizan la comida como parte del entrenamiento, llegando a dejarlas sin ella cuando no obedecen o les sale mal algún truco (según relatan los mismos cuidadores y entrenadores).

 A esa encadenación de cosas se le suman el estar en piscinas no solo pequeñas sino poco profundas lo que produce que el sol queme la piel de las orcas (por lo que las pintan con un compuesto a base de zinc para que no se note y les brille la piel en los espectáculos). O piletas con poco mantenimiento que hace que estos animales se coman parte de las mismas y se terminen enfermando de los intestinos.

Todo aquello trabajando contra reloj dentro del animal que termina acumulando frustración, estrés, depresión y sin poder manejarlo se vuelve contra su entrenador. A menos esas es una de las teorías que manejan cuidadores, entrenadores y expertos que hablan en el documental pero que sin dudas reducen el promedio de vida de las orcas respecto a la que tendrían en libertad.

De hecho ese es un dato que se reitera en el documental, ya que la diferencia es grande. En cautiverio viven entre 25 y 30 años, mientras que en el océano una orca macho puede vivir hasta los 50 años y las hembras hasta los 100.

Y ya con todo este panorama explicado llegamos a la parte donde del juicio a Sea World sólo se logró que se pusieran vallas entre las orcas y sus entrenadores. Y ante el gusto a poco que da aquello vemos como los ex entrenadores (muchos de los cuales habían conocido a Dawn Brancheau) inician un movimiento para que de una vez cierren estos parques.

Mas, y aunque se muestra aquel accionar del movimiento, el film no pretende prohibir que se vaya a dichos parques sino más bien que se tenga consciencia de aquello que no te cuentan. Si vas a consumir este tipo de entretenimiento es bueno estar informado de todo lo que hay detrás, de todo lo que lo conforma y no quedarse con el producto final que nos parecería de ensueño.

Y es aquello último, que rescaté del film, lo que me llevó a reflexionar sobre un parque que se encuentra en mi país, en la ciudad de San Clemente del Tuyú. Dicho parque se llama “Mundo Marino” que prácticamente es la traducción literal de “Sea World”, lo que encendió mis alarmas y me motivó a investigar.

La investigación arrojó cosas no sabía: Como que es un parque que si tiene relación con aquel de Orlando; a tal punto que los de Sea World han venido a extraerle semen a la única orca que le queda al parque (Kshamenk) para preñar a dos de las orcas mencionadas en el film (Kasatka y Takara), tras ya no poder usar a Tillikum como semental por su reiterado comportamiento violento.

Otra cosa que no sabía y que me dio gusto descubrir, es que en mi país existen Guardafaunas (Guardaparques) que se encargan de proteger y estudiar a las ballenas y orcas que se pueden avistar en la Península Valdés.

De los cuales destaca Roberto Bubas versado en bilogía marina y considerado el “elegido de las orcas” puesto que puede convivir y “hablar” con ellas. Quien da conferencias sobre el comportamiento de las orcas y ha iniciado el movimiento que busca acabar con los shows con animales en mi país y la liberación de Kshamenk (la única orca cautiva de Sudamérica).

Escucharlo me hizo sentir agradecida con mis padres por no llevarme al parque marino, a pesar de que había sido como “El sueño de mi niñez”.

Si bien las razones para no ir eran económicas también se trataba de que ese tipo de lugares (incluidos zoológicos que si he visitado) no eran los favoritos de mi madre.

Y conforme fui creciendo me di cuenta de por qué no le gustaban, y es que no se necesita ser muy experto para saber que no están dadas las condiciones para que esos animales puedan vivir bien. Y no se trata solo del cautiverio, lo cual ya es cruel y nocivo, sino también de la ubicación geográfica de donde parten.

Un león es de la sabana y Argentina no lo es. Un oso polar necesita el frío de los polos, no los treinta y pico de grados que hay en Buenos Aires en verano. Y no hay agua con cloro que pueda imitar las condiciones de temperatura y ph del océano o del mar que necesitan orcas, delfines y lobos marinos.

Así que a la hipótesis, de uno de los entrevistados en el film, sobre si “¿se pueden imaginar un mundo sin Sea World?” podemos decir; contrariamente a su respuesta; que sí.

Y lo podemos imaginar porque un mundo sin parques marinos es un mundo donde las orcas (y otros muy diversos animales encerrados en similares sitios) vivirían en libertad, en su hábitat, tal cual nos lo muestra una de las últimas escenas del documental. En la cual los ex entrenadores avistan un grupo de blackfish (como llamaban los indígenas a las orcas) nadando majestuosamente en su hogar y no sufriendo con el fin de ser nuestra diversión.        

sábado, 25 de julio de 2020

Pequeño libro, pequeño hijo


Hola a tod@s:

Les dejo el vínculo a un pequeño libro que surgió como producto final de la materia Didáctica de Lengua y  Literatura II del Instituto en el que me estoy formando como profesora 🤗 De a poco, día a día, me voy enamorando de lo que fue surgiendo consigna tras consigna y por eso quería compartirlo con ustedes. Espero les guste 😌💜




Pèlerinage entre souvenirs et rêves   


(El crédito de la imagen no es mío)

Alexiss Mocçia 

martes, 29 de octubre de 2019

Enciende la llama otra vez




No sabes que callo.
No recuerdas lo que hablo.
Hace bastante que estás lejos
y no buscas remediarlo. 

Juego con fuego
en otro lado
y te preguntas luego
qué nos ha pasado. 

Busco encuentro
y hallo silencio.
Busco un beso
y hallo dormido deseo.

Dormidos van los sentimientos
y todo parece pender de un hilo.
Abrázame este anochecer
antes que el mundo comience a enloquecer.

Levantemos lo que se ha caído.
Reinventemos lo construido.
Porque sé que nuestro amor se ha ido
pero si nos quedamos quietas podemos darlo por perdido.  

Escucha mi voz
bailemos de a dos.
Vuelve, de nuestra locura coherente,
la llama a encender.

Alexiss Mocçia


Soñadora guerrera



Palabras mudas
que mueren en la boca
traen verdades ocultas
que el insomnio provocan.

Se tejen miedos de noche
y se agiganta el reproche
de aquello que no se resolvió
y que aún causa dolor.

Lloran mis ojos esta madrugada.
Busca mi cuerpo una caricia desesperada.
No me gusta la realidad que toca
y quisiera que la fantasía cobrase vida.

La niña que fui se ha ido.
La adulta que debo ser no ha salido
de aquel capullo de mariposa
y mientras tanto la ansiedad aflora.

Busco aplacarla con la tinta
que lleva el hilo de mis ideas
e intento que no mienta
en cada trazo que el que se revela.

Y así entre murmullos y lamentos
se exorcizan los tormentos
de una soñadora
que tiene oficio de guerrera.

Y quizás en el mañana 
que lento se acerca
alce la cabeza
sonriendo de verdad.

Alexiss Mocçia

(El crédito de la imagen no es mío)


martes, 8 de enero de 2019

Mi más bonita casualidad



(El crédito de la imagen no es mío)

Lobo y pantera palabras que sólo nosotras dotamos de particular significado. Piú bella y bella serafino conjunción en otro idioma que se volvió una forma de llamarnos. Y aquellos colores que nadie cuenta como favoritos, el violeta y el ámbar, son piedras preciosas entre nuestros versos. Y aquello que otros temen, el fuego y el huracán, es una forma que tenemos de caracterizarnos. Y es que hicimos de nuestro amor una locura coherente, pues nos encontró cuando nada buscábamos, porque es nuestra bandera y estandarte. Y es que de mente loca retorcida y mente loca soñadora se trata esta historia que tejemos todos los días. Y es que siendo mi musa, te presentas para alentarme estos versos que sólo tú como lectora podrás entender. Y es que soy escritora por hobbie pero por ti me vuelvo pintora en el lienzo de tu cuerpo. Y te acaricio primero con versos y luego son mis besos los que te ponen a temblar. Y me detengo acá, porque lo otro es nuestro, pero deseo que sepas que sigues sonando con la misma intensidad que cuando te pedí con Camilo Sesto que seas mi más bonita casualidad...

Alexiss Mocçia®

sábado, 15 de septiembre de 2018

Árboles sombríos:




Árboles sombríos,
gobiernan los destinos
 y en un palacio perdido
la luna de nuestro amor fue testigo.

Me permitiste robar de tu boca mil y un besos,
y revisaste la letra de cada uno de mis versos.
Tejiste en la seda mil deseos,
con cada uno de tus gemidos.

Tendiste tu mano para aferrarte a mis dedos,
que se entrelazaron desafiando el tiempo.
Mas quiso el cruel hado,
que volviese a girar el dado.

Hoy que otro cuerpo habito,
no me siento yo mismo.
Falta ese delicioso abismo,
que me hacía sentir vivo.

Abismo de un cuerpo de dulce aroma,
que contrastaba con mi blanca arena.
Y es que la lengua puede hablar un nuevo idioma,
en una piel que recuerda a la azúcar morena.

De él bebía.
De él calor se desprendía.
En él me perdía.
En él vivía.

Y hago entidad de tu cuerpo,
llamándole un “él” sin reparo alguno,
porque no hubo en el mundo
algo más puro y tierno.

Y hoy sin ti,
se hace duro seguir.
Y busco en otras gentes,
los pedazos de mi ayer.

Y es que lo que me hiciste sentir,
no lo he vuelto a vivir.
Por más que llegaron a mi oído,
más de un gemido.

Nada es igual a lo vivido,
en aquel palacio perdido
donde la luna fue testigo
de un amor prohibido.
Alexiss Mocçia®

(El crédito de la imagen no es mío)