Cada encuentro,
trae su propio cuento.
Y parece que México
no se halla tan lejos
Cada vez más me embeleso.
Cada vez más me enamoro.
Cada vez es más lo que siento.
Cada vez más se eleva mi deseo.
Deseo de reflejarme en el café de sus
ojos.
Deseo de dormir acurrucada en su pecho.
Deseo de perderme en la inmensidad de su
cuerpo.
Deseo de hacerme con el sabor de sus
besos.
Besos que se vuelven ansiosos,
por acción de nuestros labios carnosos
que juegan a provocarse
y en su ida y vuelta mil emociones
encienden.
Se encienden pasiones.
Se encienden sentimientos.
Se encienden ilusiones.
Se encienden pensamientos.
Y es la locura coherente
la que acorta la distancia
y hoy hace posible
que mi guerrera esté más cerca de
Argentina.
Guerrera que de a ratos es princesa
y me vuelve a mí caballero.
Y en otros momentos es la roca
que sostiene mi firmamento.
Los miedos quizás abunden
pero su voz los ahuyenta.
Las emociones quizás se desborden
mas su nombre las encausa.
Porque para una mente loca retorcida,
siempre hay una mente loca soñadora.
Porque para dos soledades desveladas
siempre habrá noches de luna que
acompañan.
Acompañan con música y conversaciones,
el hacerse el amor de mil formas.
Acompañan con caricias y confesiones
el extrañarse y sentirse a todas horas.
La Esperanza logra llegar a Alejandría
en cada hora y en cada día
cuando dos almas deciden ser una
desafiando lógicas y distancias.
Alexiss
Mocçia®
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