Es tu voz el dulce
viento que me calma.
Es la brisa que
refresca mi alma.
Son tus ojos los
luceros,
que hacen mi día más
ameno.
Es tu aroma a cítrico y
menta
que aunque no lo
perciba de cerca
de alguna manera me
llega
y de algún modo me
completa.
Es ese «te quiero»,
que se siente sincero.
Es robarle una caricia
al tiempo,
y pensar que este
camino estaba preparado.
Es mezclar la razón con
la locura.
Es desear ser Neruda,
para bordar un poema en
tu cintura.
Es desear que no dejes
de ser mi musa.
Es agradecer que mi métier
sea la escritura.
Es sentirte egoístamente
mía
y sentirme sencillamente tuya.
Es ver cómo te adueñas,
de la esencia de las
violetas;
y sabes hacer relucir
el ámbar que me caracteriza.
Es sentir que no hay
explicación
para tanta compresión.
Pero al mismo tiempo
sentir cómo ese dulce «no sé»
nos llena a ambas de
satisfacción y placer.
Alexiss
Mocçia®
(El crédito de la imagen no es mío)
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