jueves, 10 de diciembre de 2009

Palabras



Todo el “mundo” puede hablar y escribir, pero pocos son los que se ponen a pensar en el poder que tienen las palabras, por ser ellas mismas, por constituir nuestro lenguaje y por el sentido que nosotros le damos al emitirlas o recibirlas.

Las palabras las usamos sin percatarnos de su verdadero significado y valor, no le pedimos permiso al lenguaje, directamente nos apropiamos de ellas y las utilizamos a nuestro antojo. Palabras que forman parte de un discurso, de una canción, de un cuento, de una poesía y porque no de una obra de teatro. Palabras que se usan bien y otras que se usan mal, insultos o piropos, elogios o descalificaciones. Palabras que buscan el encuentro y el acuerdo y otras que alientan el desencuentro y el desacuerdo. Palabras que apoyan la igualdad, la integración y la tolerancia; y otras que promulgan la desigualdad, la discriminación y la intolerancia, (tratados, treguas, capitulaciones, acuerdos, declaraciones, testimonios, confesiones), así es como usamos las palabras.

Palabras que a la larga se dilatan, palabras que pierden significado o adquieren otro. Palabras irrelevantes que se vuelven importantes. Y así se suceden las palabras, a veces parecen decir todo y de todo, y otras no dicen nada o suenan efímeras y/o sin fuerza.

Pero en todo el proceso nos olvidamos que ellas son valiosísimas por ser solo ellas, tienen poder en sí mismas, son parte del lenguaje y son necesarias desde que el hombre adquirió un lenguaje articulado. Lejos de la invención de la escritura, la palabra tomó cuerpo y se adueñó de las escenas de la vida cotidiana.

Y por más que hoy cambiemos sus significados, consultemos poco el diccionario, las utilicemos mal, ellas siguen siendo tan importantes como en el ayer, pues pasado, presente y futuro no existirían sin las palabras, ya que todo lo hermoso que se nos puede ocurrir como “rosa”, “beso”, “amor”, “felicidad”, no sería posible sin las palabras.

En definitiva ellas fueron, son, y serán las protagonistas de la historia. Orales o escritas, las palabras vienen y van y sus huellas, en cada paso, dejaran.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

El rencor y los celos



Los celos me consumen.
El rencor me corrompe.
La traición la conciencia me acribilla,
y la pasión me asesina.


Es como sí todo contra mí complotara.
Es como sí todo me amenazara.
Le temo hasta a mi sombra,
y desconfío hasta de mi palabra.


No sé en que creer.
No sé que hacer.
No sé cómo proceder.
Y no sé a quien condenar y a quien defender.


No le creí a mi amada.
No le creí a mi amigo,
al que quería como a un hijo
y ya no me queda nada.


Todo he perdido.
Nada me ha quedado.
Todo se ha acabado.
Por eso estoy muriendo.


Por culpa de los celos,
por culpa del rencor
escribo esto desde el cielo
y por perdón a Dios le ruego.

 Alexiss Mocçia®

viernes, 4 de diciembre de 2009

Ensoñación de amor


Prisionera soy de mi imaginación y también soy esclava de mi idealización. Desde muy pequeña todo lo dramaticé y lo exageré. Mi vida encaré como una obra de teatro donde un actor se arma un personaje y se inventa una realidad. Y por más que sé cual es la realidad y la fantasía y logro diferenciarlas no puedo evitar sentirme mejor en mi esfera de cristal, «en mi mundo» como dicen algunos. Seguro que por eso lo que mejor me sale es escribir. Las palabras surgen de mí como un torrente incansable y llego a hasta poder expresar mis emociones y sentimientos por medio de la palabra escrita. Es más en cada uno de mis cuentos se puede apreciar mis miedos, mis sentimientos, mis deseos, mis sueños, mis cosmovisiones y mis idealizaciones. Son estas últimas la que más problemas me han traído pues me han hecho creer en grandes imposibles que me han entristecido, ya que no he podido en este caso separar fantasía de realidad. No me pasa seguido pero cuando me gusta alguien me ciego a la verdad. Dejo que mi idea idílica del amor, que supongo se debe a que todavía no tuve novio y no sé cómo es estar en pareja, domine mi mente y mi corazón manejando a su antojo mis pensamientos, mis sentimientos, mis acciones y mis reacciones. Cuando esto sucede lastimada salgo yo pues siempre una burbuja, (por no decir un mundo), se rompe y la verdad que siempre aflora me da la cara contra la pared. Y esto me pasó no hace mucho. Conocí un chico, entable una amistad con él, y de un momento a otro empecé a interesarme por él más allá de nuestra amistad y con esto mi imaginación se hizo un festín. Me inspiró un cuento y lo idealicé a partir de ese momento. Todo en él me parecía perfecto incluso sus defectos. Me reía de sus chistes, lo escuchaba, lo apoyaba y lo ayudaba en lo que necesitara. Al lado suyo me sentía bien, segura, protegida y feliz hasta podría arriesgar que me sentía extrañamente completa. Y cuando pensaba en él, o hablaba de él con mis amigas, parecía una frágil niña o una tonta enamorada. Me sonrojaba, me ponía nerviosa y no sabía como explicarme.
Pero todo cambio el día que él apareció con novia. Mi globo se pinchó y mi sueño se derrumbó y con él todas las expectativas y esperanzas que tenía. Ahora todo de él me cae mal, no lo quiero ni ver. No puedo reírme con él ni tampoco escucharlo; a veces hasta quiero evitarlo. En otras palabras ya no lo banco. Podría decir que me enoja, me molesta, me irrita y que lo odio. Indudablemente todo lo que ayer consideraba perfecto hoy me parece incompleto, imperfecto, insoportable incluso hasta sus mejores cualidades. Es evidente que debería estar enojada conmigo por haber caído en una ensoñación de amor, y no con él ni con su novia cuando nada ellos hicieron más que seguir su corazón. Pero al salir de esto herida, humillada y haber quedado como una tonta al creer que, entre él y yo, algo más que una amistad podía pasar; echarle la culpa y eludir mi responsabilidad reaccionando de manera negativa, pero no evidente, hacia su persona parecía la mejor opción a seguir. Pues siempre es más fácil echar la pelota a un costado que hacerse cargo de una inmadurez o error.
Pero equivocarse es humano como también lo es el darse cuenta de ello y tratar de remediarlo. En este caso no le hice nada a él lo que debo remediar esta en mí, es decir arreglar lo que la ensoñación produjo. Mi trabajo se centrara en hacerle entender a mi corazón y a mi mente que lo que se esfumó solo han sido esperanzas, expectativas, sueños que jamás hubieran sido concretados. Y luego de esto olvidar todo, dar vuelta la pagina, seguir adelante con mi camino y buscar de una vez por todas una real y concreta relación.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

¿Cómo hacerle entender a mi corazón?




(el crédito de la imagen no es mío)


¿Cómo explicarle al corazón,
que ese beso, dado a otra, no es una traición?
Sí él todavía piensa que eres mío,
sin saber que nunca te he tenido.


¿Cómo decirle que jamás has sido mío?
Sí él siempre te ha querido.
Él late a mil cuando te ve,
y ahora que te perdí ya nada sabe hacer.


A esa fiesta no fui,
y fue mejor así.
Pues si te hubiera visto con Yanina,
no sabría como sería mi vida.

Sé que debo decirle a mi corazón,
que tú eras una ilusión.
Pero ¿Cómo voy a lograr que él comprenda esta situación?
Sí él todavía piensa en vos.


 Alexiss Mocçia®

lunes, 26 de octubre de 2009

El docente

Figura emblemática de nuestra sociedad, representante inmediato del acto educacional, es el que transmite un “saber” o conocimiento. Tan importante es que se asemeja a un medico, no quiero con esto decir que el alumno es un paciente que necesita asistencia, porque no sería apropiado, por más que se asemeje; sino que la educación, como expuse en un publicación anterior, es tan importante como la salud. Es inevitable por lo tanto que se le exija lo mismo o más que a un medico, ya que muchas veces no solo hace lo que le compete, en cuanto a su profesión, sino que debe oficiar además de padre, apoyo emocional, terapeuta, asistente social; sin contar con que la comunidad, (y no en pocas ocasiones el gobierno), le demanda entrega total, sacrificio, que no proteste, (si sus condiciones de trabajo no son las más aptas), que sea competente, profesional, ducho en su materia y que además siempre esté abierto al cambio, que no deje de actualizarse y perfeccionarse, que maneje y se apropie de los avances tecnológicos. Pareciera que el docente fuera, o quisieran que fuera, una persona con superpoderes, pero con el poder de autonegarse en beneficio del otro; podría decirse que un docente debe de ser un mártir.

Es cierto, (hay que reconocerlo), que hay docentes que no cumplen correctamente su trabajo, que siempre se andan quejando, que no se despegan del libro, que no hacen más que lo que establece el programa, que no les importa si los chicos entienden o no, siguen con los que comprenden y no se gastan en captar la atención de los que no los escuchan, ni en explicar a aquellos que no entendieron, tienden a generalizar y meten a los chicos en la misma bolsa: “aquel que no entendió es porque no presto atención”, “estaban en otra cosa por eso no comprendieron”, “ a todos los chicos no les interesa estudiar ni hacer el esfuerzo por aprender y entender”. Pero también es cierto que hay maestros y profesores que se preocupan por “sus chicos”, como ellos sienten a los alumnos que tienen a su cargo, que los incentivan a reflexionar, debatir, comprometerse, que siguen el programa como si fuera una guía de contenidos no como el contenido mismo, que si pierden el libro pueden igualmente dar la clase, que con creatividad e imaginación o ingenio, se las arreglan para cautivar y llamar la atención de todos los alumnos, que están dispuestos a explicar dos o tres veces un tema y a los que no se les da ni el lugar ni el respeto que merecen y a los que muchas veces se los mete en la misma bolsa que esos docentes que parecieran no tener vocación y de los que di cuenta en el párrafo anterior.

La motivación por la escribí este texto parte de mi decisión de seguir con la vocación docente, como publique hace un tiempo estudio para profesora de historia, y es mi afán lograr que la gente que conforma comunidades, sociedades y hasta llega a gobernar pueda diferenciar a aquellos profesores que se comprometen con su trabajo, con los alumnos, con la comunidad, con la sociedad, que tienen en cuenta los cambios que se producen en su entorno, que no se aíslan del Campo Social, que consideran las opiniones de los alumnos; de los padres y de la comunidad, que buscan estar a la vanguardia de los cambios; es decir tratan de inspirar a sus alumnos para que puedan mejorar su entorno y superarse a si mismos, sorteando cualquier obstáculo que la vida ponga en su camino; de aquellos que dejan mucho que desear de su empeño y vocación.

Con esto no quiero decir que los primeros sean perfectos y auténticos, ni de que yo seré un fiel testimonio de ellos, porque eso sería arbitrario, demagogo e inverosímil, lo que trato de exponer es que a mi criterio ese docente es el demanda una sociedad democrática, como dice una profesora, que tengo el honor de tener en una materia que curso, “un profesor debe tener apertura mental” que es todo lo ya expuesto, debe mantener su vocación, su pasión, lo que lo impulso a dar clases o tomar como futuro esa carrera, y ser fiel en todo momento a su honestidad intelectual, a sus convicciones, y valores, pero sin caer en la intransigencia, pues eso sería alejarse de la apertura mental. Este debería ser el modelo de docente al cual aspirar como futuro docente y al que respetar si nos consideramos como miembros de una sociedad democrática, pues si esto es lo que demandamos, y si llegamos a encontrar quienes se acerquen a ello, no podemos rechazarlos, desaprovecharlos o menospreciarlos y mucho menos ponerles trabas a su labor e impedirles que lo cumplan como deben, tenemos que darles el lugar, el respeto, el espacio y el reconocimiento que merecen. Pues, y llegando al fin de mi disertación, al docente, para bien o para mal, lo necesitamos, ya que la mayor parte de nuestra vida la pasamos estudiando y aprendiendo y nuestras guías u orientadores son los docentes. Es más creo que todos recordamos a algunos, (y podría arriesgar que a todos), maestros de nuestra infancia y/o adolescencia por sus cosas buenas y malas; mi propuesta al fin y al cabo es que ayudemos a que en el futuro se recuerde a los profesores más por sus cosas buenas que por sus cosas malas.

martes, 6 de octubre de 2009

La importancia de la educación


Que la educación es importante todo el mundo lo sabe, ¿Pero quién se preocupa realmente por ella?,¿Quién se ocupa de respetarla, de garantizarla, de promoverla y de protegerla?. Díganme de verdad ¿Quién le da el rol que en realidad merece?, la respuestas a estos interrogantes es nadie. Y cuando digo nadie me refiero a todos los hombres y mujeres de este suelo, pues este texto no es un discurso dirigido exclusivamente a políticos, a docentes, y/o gremialistas, es para todos aquellos que se digan o se aprecien de ser argentinos. Para ellos hablo y expongo el porqué de interesarse por la educación.

Estoy cansada de ver y oír los obstáculos y problemas que el acceso a la educación y su desarrollo presentan. No puedo creer que en pleno siglo XXI no se haya encontrado la forma de que la escuela se vinculé con el Campo Social y con los cambios que vienen sucediendo en nuestra sociedad.

Esto no sucede en todas las escuelas, eso debo admitirlo, pero hay bastantes aisladas de todo y de todos, que no contribuyen ni incentivan los cambios sociales y tampoco le son útiles a aquellos que acceden a ella. Que la escuela se cierre en si misma no es para nada positivo, ya que eso implica que se queda atrás del cambio social, se vuelva anticuada y arcaica, convirtiéndose en una institución olvidada y abandonada a su propia suerte. Debe de ser prioridad de todos el evitar que esto suceda, dándole a la escuela el rol de vital importancia dentro de nuestra sociedad, la educación debe acompañar el cambio social y a la vez estar a la vanguardia, no puede estar rezagada. Es ella la que nos da o nos debería dar las herramientas para defendernos de las injusticias, para hacer valer nuestros derechos, para construir un futuro mejor, para comprender el presente, para vivir en sociedad, para saber discernir, para argumentar nuestras elecciones, convicciones y decisiones. Es ella la que nos hace o forma como ciudadanos, si la perdemos o la minimizamos quién nos hará pensar, reflexionar y debatir aquellas cosas esenciales que marcan nuestra vida o nuestro accionar en ella.

Me pregunto al ver que ya nadie cuida ni al docente comprometido ni al alumno que quiere superarse, y también al observar como todos caen en la misma bolsa, ¿Quién va a ayudarla?, ¿Quién va a rescatarla de un fin ruin?, ¿Quién se atreverá a conducirla hacia delante?, y sobre todo ¿Quién tomará la iniciativa de proponer un proyecto, a largo plazo, que mejore, no solo las condiciones de trabajo de los docentes, o la relación alumno-profesor, sino la educación en sí, es decir los programas; la integración del afuera; del cambio social; de lo impredecible; de las capacidades colectivas e individuales de alumnos y profesores , de la relación inter e intrageneracional y el apoyo de los padres y de la comunidad?. Y ahora la respuesta es todos, pues es responsabilidad de todos hacer de la escuela el mejor lugar para los jóvenes que construirán el futuro, y una institución honrada y respetada que sea sinónimo de cambio y evolución y no de deterioro social. Todos debemos hacer algo por ella, ya que sin lugar a dudas al hacerlo contribuimos en cambiar un poco nuestra realidad. Y considerando que creemos en el mañana, en el progreso, en el cambio, en el mundo y en nuestros niños no dudo que haremos algo al respecto, para aunque sea dar el ejemplo de sociedad unida y solidaria a los jóvenes que algún día van a ser grandes, y tendrán en sus manos la responsabilidad de preservar el orden social. Por eso, por mi optimismo natural y por mi fe en Dios y en la comunidad, creo fervientemente que no dejaremos que la escuela sea olvidada y abandonada, haremos lo que este a nuestro alcance para que no se encierre en sí misma y desaparezca, pondremos nuestro granito de arena para que siga siendo un “Templo del Saber”, como decía el director de mi escuela primaria, y para no dejar de sentir a la educación como un elemento importantísimo de nuestra sociedad.


miércoles, 16 de septiembre de 2009

Amor Prohibido




Viaje de placer,
que moldeó mi ser
al devolverme una ilusión
que creí haber perdido en una canción.


Arrebato inconsciente.
Pensamiento subconsciente.
Impulso inmediato.
Sentimiento insensato.



Aunque entre nosotros todo esté prohibido,
no puedo evitar sentirme atraída por tu amor bandido.
Robas besos de mis labios
y haces que los tuyos sienta míos.


Sabido es que te debes a alguien,
sin embargo como yo te amo no hay nadie.
también es cierto, no lo niego, que yo me debo a alguien más,
más debes saber que mi corazón por siempre tuyo será.


Aunque esta historia lo tiene todo para crecer,
los obstáculos en el camino lo hacen desaparecer.
Nuestro amor va a perecer,
pues no tiene ni debe tener razón de ser.


Es sabido ya que te tendré que olvidar,
pues mío jamás serás
ya que nunca podría robarle un amor a otra.
Pero aún así no puedo evitar que mi corazón se rompa.


Olvidar es mi obligación,
pero no consigo, por más que intento, cumplir esa misión.
Quisiera poder cumplirla al pie de la letra,
pero no puedo hallar una eficaz estrategia para alcanzar mi meta.


Dime Dios como puedo hacer
para libre volver a ser,
para de mi mente y mi corazón sacarlo para siempre.
Y sobre todo dime como hago para en el amor volver a creer.

 Alexiss Mocçia®