Aprendiendo a mirar con tus ojos, me vi hermosa. Me vi
grande, me vi fuerte.
Aprendiendo a escuchar con tus oídos, escuche mi fragilidad
y pude abrazarla, escuche mis fantasmas y los invite una cena.
Aprendiendo a hablar con tu boca, me pedí perdón, me perdoné
los errores del ayer, solté “te quiero” atorados en la garganta e inicié el
duelo de aquellos que perdí en el camino.
Aprendiendo de tus pasos abracé una felicidad que no creí
merecer, y me encontré con tu mano en la vereda de enfrente invitándome a saltar
para avanzar una vez más.
Y sé que no quieres que te dé las gracias, pero amor me conoces bien y sabes que sí lo haré.
Gracias por ser musa, por ser lectora, por permitirle a esta escritora conquistar tu corazón. Gracias por abrir un jardín solo para vos y para mí.
Gracias por darle rienda suelta a nuestra fuerza de
pantera y lobo. Gracias por hacer de nuestra locura coherente nuestro
estandarte y no temer a la sonata húngara que solo nuestros besos, caricias, palabras,
actos, risas, llantos y recuerdos saben tocar…
Alexiss Mocçia®